Por Tobías Ben (*)
¿Quién es Javier Milei? Lo sabemos, pero quizás no tanto. A lo largo de este artículo, Tobías Ben —estudiante avanzado de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS)— indaga cómo opera la figura de la locura en la inscripción del candidato presidencial libertario. “La categoría del ´loco’ en la contienda política es un constructo social que funciona para Javier Milei para posicionarse contra la norma”, propone. Pero también se pregunta cómo opera su asimilación a una figura animal. “El disfraz de león le proporciona al dirigente el signo cultural de la rebeldía de derecha, puesto que con éste encarna un cuerpo que representa la utopía del fin de la casta”, reflexiona. Apuntes para comprender la construcción de una narrativa que muestra algunas cosas y obstruye otras.
¿Quién?
Ya todos sabemos quién es Milei, el economista argentino que tuvo su primera aparición mediática en 2016, y desde allí se convirtió en el candidato presidencial que más cerca tiene la victoria electoral. Democráticamente, el pueblo elige a un representante que plantea el fin de la política tal cual la conocemos, construyendo un discurso de hartazgo hacia las instituciones de gobierno tradicionales y antagoniza contra una “casta” como culpable de todos los males. En sus palabras:
Estamos frente al fin del modelo de la casta, ese modelo basado en esa atrocidad que dice que donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvida que ese derecho alguien lo tiene que pagar. Su máxima expresión es esa aberración llamada justicia social, que es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley, pero además está precedida de un robo (Milei, 2023A).
Su estilo de comunicación ferviente y su retórica provocativa han hecho de él una figura influyente en los debates económicos y políticos de Argentina, cosechando fanáticos y haters en grandes medidas. En el contexto de una cada vez más exagerada crisis de la política tradicional, este personaje irrumpe siendo catalogado por gran parte de la opinión pública como un loco, apodo que toma como bandera y resignifica: “La diferencia entre un genio y un loco es el éxito” (Todo Noticias, 2023B).
A través del presente texto me propongo resumir algunas conclusiones realizadas durante el trayecto de mi beca Estímulo a la Vocación Científica (Consejo Interuniversitario Nacional, 2021-2022) y traducir debates realizados en el programa de investigación Estudios sobre Cultura Pop. Formas locales, diseños globales y semióticas de lo popular (Centro de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba).
¿Cómo?
Lejos de patologizar, el loco es una figura de la cultura popular que “se funda en una base psicológica común: la creación de circunstancias en las cuales el enemigo pierde la orientación” (Lotman, 1999, p. 65). Esto existe desde amplios niveles como el cine, la literatura y la vida cotidiana, desde el clásico Don Quijote hasta el actual Joker. La política no es la excepción a este fenómeno, debido a que sobre todo en el juego político de nuestros tiempos “[l]o imprevisto de la acción es eficaz porque saca al adversario de la situación habitual para él” (idem 1999, p. 62).
Se puede pensar a partir de la mirada de Pampa Arán (2019) que, al igual que el “loco”, Milei desafía las normas y las expectativas convencionales, y representa una crítica subversiva de las estructuras establecidas del pensamiento y la cultura. Su propuesta implica erradicar valores supuestamente consensuados, ganando la elección en base a retóricas convincentes y cargadas de sentido común. Tal es la pregnancia en el imaginario argentino que cuatro de los cinco frentes electorales que tienen posibilidad de llegar a la presidencia se han volcado rotundamente hacia la derecha.
Puede pensarse que el gran acierto de Javier Milei se centra en la construcción de una narrativa antielitista liberal: la fachada de “loco” es una máscara que esconde propuestas de extrema derecha que no necesariamente representan a su electorado. La cobertura disidente a la norma envuelve propuestas que favorecen a la hegemonía del gran capital, y pretenden exacerbar las condiciones materiales desfavorables para el pueblo trabajador, eliminando conquistas que llevaron siglos construir. Más libre que el político tradicional debido a su imprevisibilidad, “destructiva en tanto sistema de comportamiento constantemente activo, inesperadamente se revela muy eficaz en situaciones fuertemente conflictivas” (Lotman, 1999, p. 61).
¿Por qué?
Milei gana porque logra representar a cada vez más reaccionarios al sistema mediante su performance discursiva. A través de su desfachatez e incorrección política construye una imagen que se sale de todo lo conocido en el panorama político institucional. Esto demuestra ser efectivo en la incorporación de extraños al mainstream a su movimiento, persuadiendo a los electores respecto a que la posibilidad de un cambio real que sea favorable para la sociedad implica un giro de 180 grados en nuestro modelo político.
En cuanto a su retórica discursiva, Javier Milei constantemente hace la analogía de la irrupción de leones en una sociedad de corderos, reinterpretando la canción “Panic Show” de La Renga (2000): “Hola a todos, soy el león, rugió la bestia en medio de la avenida. Corrió la casta sin entender, Panic Show a plena luz del día” (Milei, 2023C). Es interesante aquí encontrar un paralelismo tan preciso con la teoría lotmaniana, debido a que el pensador ruso plantea como una incógnita que “el volverse semejante al animal sea pensado como liberación de todas las prohibiciones, aunque, como hemos visto, el comportamiento real del animal se halla limitado por muchas prohibiciones en relación con el comportamiento humano” (Lotman, 1999, p. 63).
La figura del león de Javier Milei, junto a su particular estética y una forma de ser estridente y cargada de gritos, muestra por un lado la necesidad de demostrar y la firmeza y tenacidad en su actuar, y por el otro su irritación por el sistema en el que vive. En búsqueda de una explosión (Lotman, 1999) que expanda las lógicas políticas y avance hacia propuestas que no caben en el sistema, pero que delimitarían nuevas posibilidades por fuera del realismo: “Yo no me metí acá para estar guiando corderos, yo me metí acá para despertar leones ¡Quiero escucharlos rugir!” (Milei: 2021).
El disfraz de león le proporciona al dirigente el signo cultural de la rebeldía de derecha, puesto que con éste encarna un cuerpo que representa la utopía del fin de la casta: “¿Signos del cuerpo o el cuerpo como signo? Signos culturales que corporizan imaginarios diferentes: convencen por la violencia o persuaden por la información equívoca” (Barei, 2013, p. 119). En situaciones de estancamiento de la política, solo los locos pueden de manera depredatoria despertar en el electorado “la puesta en práctica del primer sistema de modelización: aquel no verbal que comprende al cuerpo, a las emociones y a los comportamientos como primeros mecanismos productores de semiosis” (Gómez Ponce, 2013).
¿Cuándo?
En la época del estallido del sujeto (Arfuch [1995, 2018]), debemos centrarnos en el discurso para comprender el imaginario político y el funcionamiento de la representación en nuestro contexto. La Libertad Avanza crece en el distanciamiento discursivo de la política tradicional, verbalizando al Estado como un ladrón del pueblo: “Cuánta guita les afanó un chorro —un chorro vulgar— a lo largo de un año y toda la que te sacó el Estado. ¡Dale! ¡Son unos chorros! ¡Que la gente despierte y tome conciencia de que ustedes son unos chorros!” (Milei, 2020).
La categoría del “loco” en la contienda política es un constructo social que funciona para Javier Milei para posicionarse contra la norma, y es precisamente cuando la norma falla que más fácil le es captar al electorado y por lo tanto conseguir su victoria (Sarlo, 2022). Su loco discurso es creíble que es novedoso, ya que nunca ha estado al mando del Poder Ejecutivo, y que aún se posiciona del otro lado de los políticos: “no soy político, soy un outsider y me meto para terminar con la casta política, busco entrar al sistema para barrer con el status quo” (Perfil, 2021). Es el constructo del loco que establece límites lo que le brinda la herramienta para encorsetar a sus opositores dentro del significante “casta”.
Más aún, se puede llegar a pensar en un nuevo clivaje peronismo-antiperonismo, ya que el gran acierto del discurso de La Libertad Avanza se basó en la antagonización con “la casta”, es decir el embolsamiento tanto del peronismo como del antiperonismo en “lo mismo”: el cántico principal del búnker de La Libertad Avanza fue un resignificado “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” (Milei, 2023A).
Esta victoria alerta sobre los nuevos modos de hacer política, ya que su mensaje llegó a lo largo y ancho del país sin necesidad de un aparato masivo. La interacción tanto en medios de comunicación tradicionales como -y —sobre todo— en las redes sociales que utilizamos a diario, hizo virar la opinión pública y proponer un sueño a cada uno de los argentinos por fuera del distrito electoral perteneciente a Milei. A 40 años de la recuperación de la democracia, el discurso de odio ganó la contienda proveyendo a la sociedad de una respuesta fácil de entender y compartir en torno a la crisis que estamos viviendo.
(*) Estudiante avanzado de la Licenciatura en Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Becario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) en el marco de la beca Estímulo a la Vocación Científica (EVC). Ayudante en el programa de investigación Estudios sobre Cultura Pop. Formas locales, diseños globales y semióticas de lo popular, dirigido por el Dr. Ariel Gómez Ponce y radicado en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la FCS y en el programa de investigación Coyunturas problemáticas en los estudios internacionales: globalización, capitalismo tardío y posmodernidad, dirigido por el Dr. Enrique Shaw en el CEA de la Facultad. Especializado en estudios de extrema derecha y nueva derecha, realismo capitalista e imaginarios políticos.
Bibliografía
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Arfuch, L. (1995). La entrevista, una invención dialógica. Buenos Aires: Grupo Planeta.
Arfuch, L. (2018). La vida narrada. Memoria, subjetividad y política. Villa María: EDUVIM.
Barei, Silvia (2013, Enero-Junio). Fronteras naturales/fronteras culturales: nuevos problemas/nuevas teorías. Tópicos del Seminario, núm. 29. Pp. 109-125. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Gómez Ponce, F.A. (2013). Traducir lo animal. Metáforas de la depredación. II Coloquio Nacional de Retórica “Los códigos persuasivos: historia y presente” y I Congreso Internacional de Retórica e Interdisciplina. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
La renga (2000). Panic show [Canción]. En La esquina del infinito. Universal Music: Argentina.
LOTMAN, Y. (1999). Cultura y explosión. Lo previsible y lo imprevisible en los procesos de cambio social. Trad. del italiano Delfina Muschietti. 1ª edición. Barcelona: Gedisa.
Milei, J. (2020). EL ROBO DE LA POLÍTICA EL ESTADO NO ES LA SOLUCIÓN SINO QUR SON EL PROBLEMA. LOS POLÍTICOS DEL STATUS QUO SON NUESTROS ENEMIGOS. VIVA LA LIBERTAD CARAJO [Video]. Recuperado de https://www.instagram.com/p/CObceKojm7v/
Milei, J. (2021). JAVIER MILEI – LA MARCHA DEL LEON [Video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=hEk5Mc8j-OM
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Perfil (2021, 12 de septiembre). Milei: «Soy un outsider, me meto solo porque quiero terminar con esta casta política que nos empobrece». Recuperado de https://www.perfil.com/noticias/amp/politica/milei-soy-un-outsider-me-meto-solo-porque-quiero-terminar-con-esta-casta-politica-que-nos-empobrece.phtml
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Sarlo, B. (2022, abril 23). Un utopista de derecha. Buenos Aires: Noticias.
