La asombrosa excursión de Zamba frente a los sesgos de la derecha

Por Verónica Plaza Schaefer (*)

Las propuestas de La Libertad Avanza parecieran “poner en cuestión cada uno de los derechos y reivindicaciones logradas a lo largo de estos años”, plantea la autora. En ese contexto, pone el foco sobre los críticas que ha recibido desde ese sector el canal Pakapaka y la serie “Zamba”. Ambas iniciativas —propone— “tienen que ser comprendidas en un contexto más amplio, en el que el principal propósito es enriquecer las prácticas de enseñanza y aprendizajes, incluyendo el diversificado universo cultural, mediático y tecnológico en el que viven las niñas, niños y jóvenes”. La discusión de fondo, más allá de la hojarasca, es quién conduce —el Estado o el sector privado— la producción de contenidos audiovisuales para nuestras infancias.

Desde hace semanas nos venimos ¿acostumbrando?. No, acostumbrando no, pero podemos decir que ya no nos sorprende tanto la seguidilla de desafortunadas declaraciones de Javier Milei y candidatas/os de La Libertad Avanza. Parecieran estar dispuestos a poner en cuestión cada uno de los derechos y reivindicaciones logradas a lo largo de estos años: la justicia social, la memoria, el número de detenidos desaparecidos, y la lista sigue. Pero los ataques no están dirigidos sólo contra las grandes banderas, sino también hacia otras políticas más específicas, y que tal vez frente a las otras barbaridades que pregonan, no parecen tan graves, aunque lo son. Esta vez le tocó a “Zamba”, la animación argentina más popular de los últimos años.

Ramiro Marra dijo que una vez que sean gobierno van a privatizar el canal Pakapaka y eliminar el programa “La asombrosa excursión de Zamba”. ¿La razón? Su madre le contó que allí se ofrece una versión distorsionada e ideologizada de la historia argentina. En realidad, lo dijo de una manera más burda, pero podemos comprender que con sus dichos se suscriben a esa crítica, que no es nueva.

Recordemos que, durante los cuatro años de gobierno macrista, se llevó a cabo una política de vaciamiento de los medios públicos, y Pakapaka fue uno de los más golpeados. Pero además fue posible observar una particular ensañamiento contra esta serie animada. En Tecnópolis se desmanteló el sector de Zamba, dejando tiradas las esculturas en un ostensible mal estado, y además se lo eliminó del Museo de las Islas Malvinas. 

Ahora, frente a las recientes declaraciones del candidato a jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), no se hicieron esperar las respuestas desde diferentes sectores. Todas ellas se centraron en un mismo aspecto: el contenido del programa. Básicamente, se le respondió que los contenidos de la serie se corresponden absolutamente con los contenidos curriculares de la la escuela primaria; que la realización del guión cuenta con el asesoramiento de reconocidos/as historiadores/as (tal es el caso de Gabriel Di Meglio); que su enfoque propone una mirada revisionista de la historia y pone en tensión otras relatos históricos predominantes en otros tiempos, por ejemplo “el descubrimiento de América”, y como todo relato histórico (basado en datos, por supuesto) disputa sentidos, propone ciertas miradas, y promueve debates sobre un pasado que incide y configura el presente. 

Todos esos argumentos son fundamentales para dar la discusión, pero están dejando afuera un aspecto que, para quienes venimos trabajando y analizando las políticas educativas de los últimos años, nos resulta igual de importante. Me refiero a las iniciativas que el Estado nacional impulsa para promover la incorporación de las tecnologías digitales y los medios de comunicación al sistema educativo. En este sentido, el canal Pakapaka y la serie “Zamba” tienen que ser comprendidas en un contexto más amplio,  en el que el principal propósito es enriquecer las prácticas de enseñanza y aprendizajes, incluyendo el diversificado universo cultural, mediático y tecnológico en el que viven las niñas, niños y jóvenes.

En el año 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner y con Daniel Filmus como ministro de Educación, se sancionó la Ley de Educación Nacional N° 26.206, que reemplazó la Ley Federal de Educación sancionada durante el gobierno de Carlos Menem. A partir de esta ley se propiciaron importantes transformaciones en el sistema educativo nacional que no desarrollaremos acá, pero cabe recordar que esta ley establece la obligatoriedad de la escuela secundaria. 

Lo que sí es relevante señalar es que la Ley explícita la importancia de desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación, y a su vez se asume el compromiso de producir material educativo audiovisual y en formato digital que favorezca las instancias de enseñanza y aprendizaje. En este marco, desde el Estado nacional se impulsaron diferentes acciones, tales como equipar a las escuelas con recursos tecnológicos, capacitar a docentes y producir una infinidad de materiales educativos.

En ese misma línea, desde el Ministerio de Educación se apostó a la creación de canales de televisión. Primero fue el Canal Encuentro, que tiene como principal destinatario a la comunidad educativa; y más adelante, en el año 2010, se creó el canal Pakapaka, destinado principalmente a las niñas y los niños.

A su vez, la creación de Pakapaka se encuadra en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual N° 26.522, que regula el funcionamiento de la radio y la televisión. Esta ley, entre otras cosas, establece la importancia de producir más y mejor programación para la infancia y la adolescencia (atendiendo a la diversidad de identidades, necesidades e intereses, desde una perspectiva plural y democrática) y de impulsar investigaciones en el campo específico.

Todas estas iniciativas parten de la idea de que para enseñar ya no basta con la tiza, el pizarrón y los manuales impresos, sino que los procesos educativos, y la escuela en particular, necesitan incorporar diferentes lenguajes (los de los medios, las tecnologías digitales) y así promover nuevas alfabetizaciones para ampliar los horizontes culturales de niños, niñas y adolescentes. 

Con esto quiero remarcar que la existencia de Pakapaka no es producto de un capricho político, ni es un hecho aislado. Pakapaka no es sólo una canal de televisión, un medio público que  podría ser cerrado o privatizado tal como promete (o amenaza La Libertad avanza). En Pakapaka  se condensan definiciones sobre las infancias y sus derechos a la comunicación y la educación, producto de investigaciones, debates y trabajo interdisciplinario.

(*) Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Coordinadora del Área de Tecnología Educativa de la FCS.

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