Ya nadie va a escuchar tu remera

Por integrantes de la agrupación estudiantil Alicia Eguren.

Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida, ese es nuestro destino”.

Álvaro García Linera

¿Defender la educación pública? ¿Quiénes? ¿Para qué? En esta pequeña intervención proponemos una serie de ideas que orientan nuestra acción política en el territorio de la universidad pública.

¿Contra quién luchamos?

Consideramos necesario situar el conflicto a escala global, enmarcando las pujas por la soberanía científica e intelectual en un estadio post fordista del capitalismo mundial. Hoy, la producción industrial no es el principal factor de acumulación, sino que el mismo radica en las partes del proceso productivo ligadas al conocimiento (patentes, comercialización, desarrollo y diseño de mercancías). En estas coordenadas, la necesidad de un sistema universitario de calidad y un sistema científico capaz y orientado al desarrollo, son condición de una patria justa y soberana.

Es por ello que creemos que hoy en la universidad, al igual que ayer, seguimos luchando contra el capitalismo financiero global y el imperialismo. Estos quieren destruir y subordinar a la universidad y al sistema científico nacional a sus intereses, desarticulándolo del entramado productivo y conduciendo su producción hacia el norte global y no para el desarrollo soberano de los pueblos. El gobierno nacional es el encargado de llevar a cabo esta tarea, lo que explica la firme postura de ir contra la universidad a pesar de los altos costos políticos de esta iniciativa y en pos del sagrado equilibrio fiscal -nótese que en la discusión presupuestaria el coste de la universidad es poco significativo-.

Es por ello que pensamos que el gobierno no va a escuchar el reclamo universitario y que una estrategia “dialoguista” -expresada en los sectores universitarios más ligados al radicalismo- perderá siempre. Debemos preparar las bases para un conflicto que no avizora pronta solución.

¿Quiénes y cómo luchamos?

Es necesario no esgrimir únicamente una defensa de la universidad desde una perspectiva individualista. Habitar la Universidad Pública no debería ser un mero cursar la carrera de grado, recibirse y añorar un mejor futuro; habitar y transitar la universidad pública significa el desarrollo de la patria, y, como bien sabemos, solo puede realizarse de manera colectiva. El lugar de las organizaciones estudiantiles es llevar este debate a todos los estudiantes.

A su vez creemos que el acercamiento a las luchas de otros sectores es una necesidad imperante, pero nos tiene que llamar a la reflexión primero ¿Están los estudiantes universitarios en la lucha por la puja salarial de los trabajadores? ¿Están los estudiantes universitarios movilizados por el hambre que golpea a vastos sectores del país? ¿Están movilizados los estudiantes universitarios por el cierre, o desfinanciamiento de otros servicios públicos que no utilizan? Nosotros creemos que como comunidad estudiantil estas son las preguntas que tenemos que hacernos hoy. Nunca es tarde para sumarse a la lucha del pueblo organizado.

La revolución no se hace, se organiza. El conflicto debe tener una dirección y esa dirección la debería dar el movimiento estudiantil. Las principales fuerzas estudiantiles, deberían guiar el ímpetu combativo de los estudiantes -expresado en las tomas y asambleas donde muchos estudiantes llegan por primera vez y participan por primera vez políticamente-, así como contenerlos en la angustia y ansiedad del momento, sin paternalizarlos; hoy están prestando atención a negociaciones que no tienen que ver con la universidad, sino con lugares en la gestión de las facultades o en gobierno provincial, municipal, etc. Entendiendo que no hay una sola forma de organizarse, sí criticamos los resultados que ha tenido esta falta de autonomía de las organizaciones estudiantiles. Hoy nos encontramos con un movimiento que carece de capacidad organizativa de medidas de fuerza articuladas y significativas; así como debates que puedan llegar a una mayoría de los estudiantes, de los cuales muchos votaron a este gobierno que hoy ataca sus derechos. Creemos que es hora de habilitar espacios de discusión profunda y movilizante, así como de lógicas organizativas centradas en el objetivo de acumular masa crítica en la universidad y no de acumular cargos. Es momento de interpelar a la mayoría de los estudiantes por fuera de la lógica de la gestión eficiente de los pocos recursos que tenemos.

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