“El cambio climático es un problema que nos incumbe a todos en América Latina”

Entrevista a Fabiano Rocha Diniz (*)

El docente e investigador brasileño Fabiano Rocha Diniz da cuenta de las principales características de la problemática del hábitat en su país y cómo estas se replican, “con acentos distintos”, en otras regiones de América Latina. Centra su preocupación en un problema que, a su juicio, debe congregar el esfuerzo continental: el cambio climático. Y enfatiza el papel de las universidades “sobre las políticas públicas, en una escala cada vez mayor”.

Esta entrevista es parte de una serie que se produjo en el marco del XXVIII Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda/Hábitat (ULACAV), realizado en la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) entre septiembre y octubre de 2022.

Este dossier, integrado por artículos y entrevistas a referentes académicos de toda América Latina, busca materializar uno de los ejes centrales de ese encuentro: la importancia de compartir y profundizar los sentidos y bases de las prácticas académicas, comprendiendo todo el espectro de posibilidades de los diferentes espacios formativos y valorizando -particularmente- los procesos y experiencias de trabajo territorial en el multidimensional y complejo campo de la vivienda y el hábitat. Los textos aquí reunidos, entonces, confluyen en el esfuerzo por reflexionar sobre las particularidades de cada lugar, al tiempo que señalan los puntos de contacto entre los países de la región, indispensables para una “integralidad del hábitat y sus fundamentos”.

 

La situación en Brasil: irregularidad legal, inseguridad ambiental y desigualdad económica

Fabiano Rocha Diniz: En Brasil este tipo de problemáticas tiene muchas caras. La primera de ellas es la precariedad: la gente que vive en las zonas más pobres de Brasil lo hace en áreas que no han tenido una planificación para esa ocupación. Ellos mismos las han ocupado, por sus propios medios; entonces no tienen infraestructura ni servicios urbanos. De esa precariedad se deriva otra cuestión, que es la inseguridad ambiental. Las personas que menos interesan al mercado inmobiliario van a ocupar las laderas y los bordes de los ríos -zonas inundables-, o los terrenos inclinados de las colinas – lo que los expone al deslizamiento de tierras-. En síntesis, la situación en Brasil está vinculada a la informalidad y la irregularidad legal de la ocupación. Y a ello se suma la inseguridad socioeconómica: la gente no tiene cómo mantenerse, entonces tiene problemas gravísimos que son a la vez cualitativos -la precariedad, el riesgo y la fragilidad de las viviendas-; y por otro lado cuantitativos; por ejemplo en la ciudad de Recife -en donde vivo-, más del 53% de los pobladores reside en zonas que llamamos “comunidades de interés social”; viven en la precariedad y fragilidad en todos los niveles -de infraestructura, ambientales, entre otras-, son la mayoría de la ciudad. La gente se asombra cuando decimos que esa no es la excepción, sino la regla. Hoy, las ciudades de Brasil, en su gran mayoría son informales, precarias y pobres. 

Por otro lado, hay una cuestión política: podríamos haber destinado más recursos para arreglar este tipo de problemas, pero la mayor parte de las inversiones públicas se destinan a las áreas más ricas. Hoy Brasil tiene que tomar la decisión de equilibrar la balanza, decidir a quiénes debemos dar mayor importancia en las acciones públicas.

Cuando escuchamos a colegas de Argentina, Uruguay, Chile o México, advertimos que esta realidad se replica en esos países, aunque con acentos distintos. Por ejemplo, en Brasil la irregularidad jurídica es más importante. En las villas de Argentina, por caso, la gente se interesa más por las cuestiones materiales de la organización física de los espacios, de la infraestructura, de las viviendas. Pero hay una cuestión que nos acerca a todos, que es el cambio climático: ya tenemos efectos e impactos reales y tangibles, y es un eje para trabajar juntos en América Latina y en el mundo.

 

Aprender y hacer juntos, desde la universidad

Fabiano Rocha Diniz: Desde la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda/Hábitat (ULACAV) tenemos experiencias de variada naturaleza. Las actividades en la universidad pública de Brasil están organizadas en tres ejes: enseñanza, investigación y extensión. 

En tanto docentes de universidades públicas, intentamos trabajar a partir de la enseñanza como medio de difundir los conocimientos. Y digo difundir, pero como somos de la tierra de Paulo Freire, podemos decir aprender juntos: intentamos aprender desde las experiencias y con las gentes que vivimos, con las y los estudiantes, con los movimientos populares -con quienes hacemos experiencias de formación, para que ellos puedan empoderarse y discutir las políticas públicas de manera más firme-, y también con los funcionarios públicos.

Respecto a la extensión universitaria, hemos aprendido que a nuestros conocimientos hay que experimentarlos en la práctica real, sobre el terreno y el campo, en favelas y villas. Para nosotros es una concepción basal que el trabajo se realice a partir de una demanda de los movimientos sociales para disminuir las desigualdades. Como dice un urbanista francés: si formamos urbanistas, el fundamento de nuestra acción debe ser disminuir las diferencias, promover una equidad territorial.

Por último, la investigación es una etapa clave para reflexionar acerca de lo que hemos hecho, mejorar y cambiar las acciones que hemos realizado. Eso genera una postura epistemológica particular: intentamos hacer juntos, aprender más que enseñar, cambiar más que dar. 

La universidad tiene a la vez un rol político y académico, científico y sociopolítico. Pero su acción debe tener un impacto más global sobre las políticas públicas, en una escala cada vez mayor. Hay que ser sensible a la escucha de la gente, a la observación de lo que ya hacen en las realidades locales para solucionar los problemas. Esas soluciones son muchas veces más adaptadas y más efectivas que las científicas y académicas. Es decir, lo que intento enfatizar es que tenemos un largo camino de aprendizaje -los docentes, investigadores y extensionistas- para realmente estar más cerca de la realidad y hacer un abordaje integral de estos problemas, para ser más sensibles a comprender lo que realmente importa, y sobre todo aportar a incidir en las políticas públicas, para que este cambio no se haga solamente en un territorio o en un ámbito de la ciudad, sino que pueda tener una mayor amplitud.

(*) Docente e investigador de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE). Integrante de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda/Hábitat (ULACAV).

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