“Foto/relatos” censales

Por Bruno Ribotta *

¿Cómo prepararse para el Censo? En un contexto de transformaciones tecnológicas y sociales profundas, este tipo de instrumentos experimentan algún tipo de cambio. Bruno Ribotta –docente e investigador de la Facultad- plantea la necesaria responsabilidad ciudadana para que los resultados censales, con sus aciertos y críticas, arrojen la mejor “fotografía”. Al tiempo, para seguir mejorando esta y otras fuentes de datos oficiales.

 

El imperio tiene 12.233.062 hogares y 59.594.978 personas. Al menos, esos fueron los resultados del llamado Primer Gran Censo, que se realizó con toda minuciosidad en cada una de las 1.587 provincias.

Sin embargo, al sur del río Yang-tze el recuento no fue muy preciso. Muchos campesinos, mendigos y bandoleros se pusieron a cubierto y ocultaron su existencia. También es cierto que los funcionarios, temerosos de recibir sanciones, solían engrosar las cifras para presumir de diligentes.

(En “Censo” de Alejandro Dolina, “Bar del Infierno”, 2005). 

 

Con estas palabras, Alejandro Dolina inicia la descripción de un censo muy particular, sujeto a todos los desvaríos posibles. No es para menos, ya que su relato se sitúa en el pasado remoto, cuando los censos eran conteos con pocos criterios de realización.

Actualmente, los censos de población y viviendas están sumamente delimitados en tanto fuente de datos, cumplen rigurosos principios de diseño, implementación y control, que han sido estandarizados en todo el mundo. La gran mayoría de estos criterios son fijos, otros están en constante evolución, para mejorar de una u otra forma los censos. Por ejemplo, con relación a la captura de la información es corriente el uso del cuestionario impreso y bolígrafos/lápices para completar el cuestionario, pero cada vez más se utilizan los escáneres, dispositivos PDA [1], o incluso los teléfonos celulares.

El esfuerzo para la realización de los censos de población y vivienda responde al propósito fundamental de “proveer de información que contribuya a la planificación, implementación y monitoreo de las políticas públicas. La información relativa al tamaño, distribución y características de la población de un país es esencial para describir y generar un diagnóstico económico, social y demográfico, así como también para el desarrollo de programas y políticas que promuevan el bienestar de la población. El censo de población provee estadísticas básicas comparables para el país como un todo, para cada unidad local administrativa y áreas pequeñas. El censo juega un papel esencial en materia de administración pública. Sus resultados constituyen una referencia ineludible al momento de evaluar la distribución equitativa de servicios que los gobiernos deben asegurar a sus ciudadanos, tales como los relativos al cuidado de la salud, los educativos y el desarrollo económico, entre otros. Asimismo, la fuente de datos censal asume en la actualidad un rol fundamental en el sistema estadístico nacional, al constituirse en el marco de las encuestas por muestreo que se aplican durante el periodo intercensal cuyo objetivo es evaluar las tendencias de los fenómenos socioeconómicos y demográficos” (CELADE, 2011: 72).

Para describir a los censos de población y vivienda como instrumentos de recolección de datos, Naciones Unidas (2008) recurre a la metáfora de una “instantánea”. La relación no es extraña, en la medida en que la fotografía es desde sus inicios, una “herramienta de exploración de la sociedad” (Becker, 1974), al igual que los censos de población y viviendas.

Entrevistas en el marco del Censo Nacional de 1947. Fuente: Archivo General de la Nación, AR- AGN-AGAS01-Ddf-rg-2026-195236.

Decimos que los resultados censales son una instantánea de la población en un lugar y tiempo determinado, obtenida de manera universal y simultánea. Como toda imagen, depende de la “cámara” con que se tome; en este caso y como ocurre en la actualidad, ese agente es el Estado. También deberíamos agregar que como toda foto depende de otros factores, más sujetos a la elección de quien la realiza; como la exposición a la luz, el enfoque, etc. En términos figurativos, la producción de estos relevamientos también se basa en criterios sugeridos por otros actores: organismos internacionales, organizaciones civiles y la academia. Asimismo, y finalmente, dependen de las personas que responden a las preguntas del cuestionario. No se trata de una fotografía “perfecta”, sino de una imagen construida, resultante de procesos complejos de diseño, ejecución e interpretación.

Entonces, cuando nos preguntan si es difícil hacer un censo de población y vivienda, la respuesta es definitivamente “sí”. Es corriente que pensemos a estos relevamientos solo como una entrevista realizada por censistas, pero hay tareas previas y posteriores a ese momento, que son igualmente importantes, complejas, y que deben resolverse correctamente (actualización cartográfica, diseño conceptual, selección y capacitación de recursos humanos, sensibilización de la población, logística operativa, captura y procesamiento de los datos y difusión de resultados). La realidad es que esta fuente de datos comienza a diagramarse cuando finaliza el censo precedente, o sea, aproximadamente 10 años antes de su realización.

Quizá la etapa censal más debatida sea el diseño conceptual, es decir, el momento en que se analiza qué preguntas integrarán el cuestionario y cuáles no, y por qué. En este aspecto las decisiones técnicas son complejas; por ejemplo, cuando se decide no incluir preguntas sobre temas importantes pero que resultan “sensibles” a la población entrevistada (consultas relacionadas con la propiedad/titulación de la vivienda, el monto de los ingresos del hogar, etc.). Otro ejemplo, de justificación diferente, tiene que ver con el formato de las consultas realizadas, cantidad de categorías de respuesta, etc. Esta suele ser la situación de algunas preguntas básicas pero centrales para el análisis poblacional, como la edad cumplida, cuando se evita incluir la categoría “ignorado” para que la persona entrevistada se asegure de responder exactamente, sobre todo si responde por alguien más. Más recientemente, para no fallar en la obtención de las respuestas sobre este tema, se incluye una consulta adicional, relacionada con la fecha de nacimiento. Con posterioridad, ambos datos se “cruzan” para verificar la exactitud de la información sobre la edad aportada por las personas censadas.

Para asegurar la calidad del futuro censo, son al menos seis las evaluaciones previas a las que se suele someter (pruebas de diseño conceptual, pruebas piloto para analizar preguntas o procedimientos, pruebas de funcionamiento de los instrumentos como las lectoras ópticas, PDA, etc., pruebas de la calidad de los materiales y productos adjudicados por licitación, encuestas de validación y censos experimentales). Asimismo, durante el relevamiento el trabajo evaluativo continua para hacer ajustes sobre la marcha (por ejemplo, identificar sectores no censados por la falta de censistas, falla en la previsión de hogares a entrevistar, etc.), y después de concluido (estudio de la coherencia de los resultados a través del análisis demográfico, realización de encuestas poscensales, etc.). (CELADE, 2011).

Así y todo, el censo puede tener errores. En relevamientos realizados en Argentina, como en nuestra región latinoamericana o cualquier otro país del mundo, hay antecedentes de problemas que pueden ser más o menos graves, comprobados o sospechados. Los primeros son, por ejemplo: grupos poblacionales o regiones no relevadas (como ocurrió en los primeros censos de nuestro país), preguntas de redacción equívoca (como cuando se utilizaba la expresión “¿Quién es el jefe del hogar?, cuando podría haberse agregado “la jefa” y “la persona de referencia”), etc. Las segundas están presentes en prácticamente en todos los censos, especialmente sobre el relevamiento de determinados sectores geográficos en particular. Estas sospechas raramente pueden contrastarse en el momento, siendo posibles de evaluar al final del relevamiento, y tras complejos procedimientos; que pueden ser basados en el análisis demográfico (consistencia/coherencia de los datos, aplicación de técnicas de estimación indirecta o comparación con proyecciones poblacionales, etc.), o en la salida a terreno para “recensar” a parte de la población (encuestas poscensales).

Martín Manuel Mujica, de nueve años de edad, ayudó a su papá en el empadronamiento del Tercer Censo Nacional de 1914. Fuente: Archivo General de la Nación, AGN-CyC01-f-Caja 61-Inv: 365666.

En este contexto, la historia censal argentina registra más aciertos que desaciertos. A la fecha son 10 los censos realizados, la mayoría de alta calidad, con una buena cobertura de temas y de la población (en los últimos censos realizados en el país, la subenumeración de personas fue siempre menor al 3%, cifra relativamente baja con relación al promedio latinoamericano). Asimismo, desde 1960 los censos argentinos se realizan con una frecuencia de aproximadamente 10 años, tal y como se recomienda internacionalmente. La pandemia por la que actualmente atravesamos representó, por un lado, la postergación del censo previsto originalmente para el año 2020 y por el otro, el cambio en su modalidad de aplicación (combinación del censo presencial corriente con opción de censo online previo). Nuestro país será uno de los primeros en implementar esta metodología en la presente ronda censal. También será la primera vez que en Argentina se “abra cédula” según la residencia habitual de las personas (es decir, se realizará un pasaje de la modalidad censal en términos de hecho/facto a la de derecho/jure).  Asimismo, se incorporarán preguntas relacionadas con la vivienda, los hogares y las personas. Por ejemplo, en relación con los hogares se preguntará por primera vez la cantidad de baños, información útil para el análisis de la calidad de vida de los habitantes, especialmente cuando son numerosos. Y con respecto a las preguntas dirigidas a las personas, entre las novedades se incluye la autopercepción del género.

No obstante, también se mencionan novedades en el cuestionario censal de 2022 relacionadas con preguntas eliminadas (estado civil), o controversias con relación a la forma en que se realizan (dificultades/limitaciones para realizar diferentes actividades), o el alcance de lo que se consulta a través de las mismas (por ejemplo, en cuanto a la edad en que se averigua la fecundidad). También existen polémicas, como la representada por la averiguación o no del número de DNI del referente del hogar, para la apertura de la cédula censal.

Posiblemente, el conocimiento de las dificultades relacionadas con la producción de un censo, sus aciertos y críticas, no cambie la situación en la actualidad, a días de haber empezado un nuevo relevamiento, pero claramente nos indica la importancia de continuar con el mismo, de hacer y responder a las preguntas, y de seguir procurando el mejoramiento de esta y otras fuentes de datos oficiales.

 

* Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) y Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CONICET / UNC) de la Universidad Nacional de Córdoba.

 

 

Referencias bibliográficas

United Nations (2008). Principles and Recommendations for Population and Housing Censuses. Revision 2. New York: United Nations.

Becker, H. S. (1974). “Photography and Sociology”. 1(1), 3-26. Retrieved from https://repository.upenn.edu/svc/vol1/iss1/3

CELADE (2011). Guía para la elaboración de un proyecto censal. Santiago de Chile: Naciones Unidas.

 

[1] Siglas en inglés de Personal Digital Assistant.

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