A 40 años del retorno de la democracia, nuestros derechos están en peligro

Por Alejandra Domínguez (*)Presentamos a continuación las declaraciones de las múltiples expresiones colectivas que decidimos reunirnos en el festival “La fuerza de la marea”, realizado el 28 de septiembre, el Día por la despenalización y legalización del aborto en América Latina y el Caribe.

Desde el V encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en 1990 en Argentina, se conmemora cada 28 de septiembre para reconocer la Ley de Libertad de Vientres promulgada en Brasil en 1871, por la que se consideró libres a las hijas y los hijos que hubieran nacido de mujeres esclavas a partir de ese día.

Nos convocamos desde la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito Córdoba y Alerta feminista, para expresar nuestra profunda preocupación por los riesgos en los que se encuentran nuestros derechos. Acciones como las realizadas en Córdoba se efectuaron de manera articulada, y con consignas similares, en todas las ciudades de nuestro país a través de marchas, pañuelazos, sentadas, cortes y festivales, entre otras expresiones del amplio y diverso movimiento feminista y de las disidencias sexo genéricas.

Cada una de las expresiones recopiladas aquí retoma discusiones y reflexiones, pero también afirmaciones de los riesgos en que nuestros derechos se encuentran en esta coyuntura electoral. Se recuperan criticas, reclamos, demandas y propuestas articuladas por colectivas, grupas y movimientos que provienen diversos espacios políticos y sociales de los feminismos y disidencias sexo génericas.

Las declaraciones expresan las ausencias y limitaciones de un Estado que, a través de las políticas públicas, no ha logrado las respuestas necesarias para acortar las profundas brechas de las desigualdades por condición de género, social, económica, de clase, raza, etnia, discapacidad y edad, que se amplían y profundizan. Por ello, es necesario contar con un Estado cada vez más presente. Levantamos la bandera y la memoria de las Madres, las Abuelas y los Derechos Humanos. Ante el avance de la derecha, defender nuestros derechos es la consigna. En un reclamo que se expresa en :

  • Libertad son nuestros derechos.
  • Libertad es vivir en democracia.
  • Libertad es trabajo digno.
  • Libertad es salud y educación pública.
  • Libertad es decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.

A continuación, presentamos las expresiones de:

  • Intersindical de mujeres. 
  • Mujeres trabajadoras de la economía Popular
  • Campaña Nacional por el derecho al aborto legal seguro y gratuito Córdoba
  • Alerta Feminista.
  • Estudiantes por la universidad publica.
  • Personas en situación de violencia , estado y promotoras territoriales.

(*) Activista feminista. Docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Secretaria de Extensión de la FCS.


Intersindical de mujeres. 

Este 28 de septiembre, día histórico para el feminismo, nos encontramos en las calles como trabajadoras organizadas y sindicalizadas, juntas, unidas, tejiendo redes para defender los derechos que supimos conseguir gracias a la lucha y la acción directa en nuestro lugar natural: las calles.

Este 28S nos encuentra en una coyuntura electoral que no nos debe ser ajena. Ante el avance de la derecha, defender nuestros derechos es la consigna y la bandera que enarbole cada una de nuestras iniciativas.

Sabemos que hemos logrado mucho y nos queda mucho por lograr, por eso no daremos ni un paso atrás. Somos las mujeres y diversidades las que hemos sido capaces de construir colectivamente fuerza organizada para lograr la aplicación plena de políticas públicas que benefician a las mayorías populares en materia de derechos reproductivos y productivos, jubilación, reconocimiento en las tareas de cuidado, aborto seguro y gratuito, la tan preciada y necesaria Educación Sexual Integral, la ley del cupo laboral travesti trans, la creación y aplicación de protocolos contra la violencia laboral y de género.

¡Porque la libertad es nuestra! Reivindicamos nuestros derechos a organizarnos como trabajadoras, a pelear por nuestros salarios y condiciones de trabajo, y reclamamos políticas económicas y laborales que garanticen inclusión e igualdad.

Porque somos herederas de las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, a los negacionistas y defensores del terrorismo de Estado les decimos “no volverán, a donde vayan los iremos a buscar”.


Mujeres trabajadoras de la economía popular.

Hoy nuevamente nos encontramos como transfeminismos populares ocupando las calles para hacernos ver y escuchar. Estamos ante una crisis política, económica y social que nos atraviesa en lo cotidiano, frente a un avance de la ultraderecha y del negacionismo que amenaza lo que hemos sabido conquistar en las calles como pueblo y como movimientos sociales y populares. Estamos ante una amenaza hacia nuestros derechos fundamentales.

Los movimientos de la economía popular que estamos presentes en este festival —MTE, Barrios de Pie, Movimiento Evita, CCC—, junto con otras organizaciones y movimientos, sostenemos fervientemente que las construcciones de la economía popular son parte fundamental de la construcción hacia una patria igualitaria y soberana.

Somos mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries de los movimientos populares y creemos que no hay posibilidad de pensar horizontes de transformación real sin el transfeminismo popular dentro. Estamos convencides que es el Estado quien tiene la responsabilidad de generar políticas públicas en materia de géneros y diversidades, de manera transversal, pero también estamos convencides que no hay manera de implementar esas políticas en una patria sin tierra, techo y trabajo.

La transformación hacia una sociedad más justa e igualitaria debe ser de la mano de la política, con el pueblo como protagonista principal y las organizaciones comunitarias como pieza central en el engranaje y la articulación entre el Estado y el territorio, las comunidades y los barrios.

Las compañeras y compañeres de la economía popular sostenemos el entramado social en nuestros territorios y aportamos a la dinámica barrial mediante nuestro trabajo en cada centro, espacio o construcción comunitaria.

Construimos redes de cuidados comunitarios desde el asesoramiento y acompañamiento a mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en situación de violencia por motivos de género. Es por esto que pedimos el reconocimiento económico, social y político para las Promotoras Territoriales contra la violencia por motivos de género. Les y las Promotoras acompañamos, sostenemos, organizamos la demanda y articulamos con el Estado, generando las condiciones para el acceso a la información y a la justicia, buscando garantizar derechos sistemáticamente vulnerados. Llegamos a través de la organización popular y comunitaria a espacios donde las instituciones del Estado no llegan, y mantenemos allí una presencia constante y comprometida.

Ser promotora también es luchar por nuevas y más políticas públicas que sean pensadas por y para el pueblo.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes armamos centros y dispositivos que abordan desde lo especifico las problemáticas de la comunidad LGBTTTIQ+, porque son muchos los derechos que nos faltan, pero también es mucha la organización que nos antecede.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes sostenemos espacios de cuidado y educación popular para las infancias, desde los cuales salimos al encuentro de las familias, desde la creatividad, el acompañamiento, la presencia, la confianza y la escucha. Para seguir luchando por el derecho de las infancias a crecer en libertad: ¡Educación popular!.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes construimos y sostenemos espacios de deporte y cultura popular, para seguir fortaleciendo las redes comunitarias y de contención. El deporte y la cultura son un derecho, no un privilegio.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes nos organizamos por la prevención de los consumos problemáticos; quienes estamos, escuchamos y acompañamos desde una perspectiva integral esta problemática. Porque acompañarnos en comunidad es un acto de justicia social.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes abonamos a la soberanía alimentaria, construyendo huertas rurales y urbanas, porque queremos alimentos saludables y soberanos para nuestra patria.

Somos les y las trabajadoras de la economía popular quienes nos formamos y armamos cooperativas de construcción, reciclado, textiles y de cuidados, cualificando nuestro trabajo, pensado lejos de las lógicas del mercado. Porque queremos un trabajo que nos incluya a todes, porque todes somos trabajadores, los que nos faltan son derechos. Una vez más decimos: la Economía Popular es parte fundamental de nuestra patria, queremos y exigimos más derechos para el sector.

Es gracias a esta enorme e inagotable organización colectiva que construimos y garantizamos derechos para las vecinas y los vecinos de todas nuestras comunidades.

No daremos ni un paso atrás sobre lo conquistado, ni negociaremos nuestras luchas como mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries organizades de la economía popular.

El contexto presente nos demanda reorganizarnos desde la amplitud de los espacios feministas y transfeministas para discutir y construir horizontes posibles, en donde las mujeres, travestis, trans y no binaries veamos posible la realización de nuestras vidas de forma digna y soberana. 

Reavivar la marea verde que la interrupción voluntaria del embarazo envalentonó, y esbozar estrategias ante la creciente derecha negacionista que desconoce profundamente nuestras problemáticas, al sostener que todas ellas pueden ser resueltas a partir del ordenamiento del mercado, sin intervención ni presencia del Estado. Es desde estas conquistas de los movimientos feministas, transfeministas, de mujeres y de las diversidades que debemos abordar la tarea de reorganizarnos y hacer trincheras, para que los sectores de derecha y de ultraderecha no vuelvan a gobernar nuestro país, ni avancen sobre nuestros cuerpos y nuestros derechos.

Libertad es que todas las infancias tengan un lugar seguro y cuidado donde crecer en igualdad.

Libertad es poder expresar mi identidad sin ser discriminade.

Libertad es acceso a la información y a la justicia en casos de violencia.

Libertad es tener una Ley integral travesti trans.

Libertad es Educación Sexual Integral.

Libertad es la integración sociourbana.

Libertad es soberanía alimentaria.

Libertad es el reconocimiento de las tareas de cuidado como trabajo.

Libertad es ser reconocides y reconocidas como trabajadoras.

Libertad es el acceso efectivo a tierra, techo y trabajo.Tierra para sembrar. Techo para gozar. Trabajo para vivir. Organización comunitaria para luchar.


Campaña nacional por el derecho al aborto, legal seguro y gratuito – Córdoba.

Somos la Marea Verde, movimiento que se construyó al calor de estos cuarenta años de democracia, que desde finales de la década del ochenta, con nuestros primeros Encuentros Nacionales de Mujeres, comenzó a tejer esta demanda por la autonomía y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

Fue en el V Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe (Argentina, 1990) cuando se estableció al 28 de septiembre como el Día de Lucha por la Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe, un tema de unánime y prioritaria preocupación.

Desde que se crea la Campaña en el año 2005, fuimos incidiendo sobre la sociedad, el Estado y las instituciones para lograr que nuestro reclamo sea tomado, sea convertido en agenda, sea un disparador de tantos otros derechos como el acceso a la salud sexual, el reconocimiento a las identidades de género, la paridad de género en la política y en las conducciones sindicales, la visibilidad de las tareas de cuidados, la demanda por la justicia feminista y políticas publicas para poder vivir una vida libre de violencias.

En el 2015, junto al #Ni una menos, tomamos la calle, pedimos justicia, “Ni una muerta más por abortos clandestino”, exigimos políticas y recursos para que todas tengamos derecho a una vida digna, sin violencias y con libertad de decidir y vivir nuestras sexualidades.

Así vimos con mucha emoción que en nuestros pañuelazos, nuestras vigilias en el marco de los debates en el Congreso, se sumaron masivamente las jóvenes a esta demanda histórica.

La conquista de nuestro derecho a decidir la obtuvimos por el trabajo conjunto de la Campaña por el aborto legal, con los sindicatos, las organizaciones de derechos humanos, sociales, políticas, culturales, las universidades nacionales, las artistas.

Esta marea construye siempre desde la alegría y el encuentro amoroso. Glitter, música, danzas colectivas; poniendo cuerpo y emoción a nuestras convicciones logramos esa “Revolución de las hijas, de las nietas”, miles de niñas y jóvenes que crecieron ganando derechos durante las primeras décadas del tercer milenio se enredan con la experiencia de las feministas históricas y le ponen el freno al patriarcado, a las iglesias evangélicas y católicas.

Estamos convencidas que la libertad para decidir sobre nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestros sueños es parte de una historia compartida.

No permitamos que nuestra libertad, nuestra fuerza fabricada desde el fuego del amor, sea desechada por un discurso de odio, de aniquilación. ¡Nuestro derechos están en peligro!.

La fuerza de la marea conquistó el aborto legal, seguro y gratuito, con una fuerte alianza transversal de diversas posiciones políticas.

La fuerza de la marea nos permitió pensar en el mandato de la maternidad obligatoria. La maternidad será deseada o no será.

La fuerza de la marea nos demostró que siempre seremos las hijas y las nietas de las brujas que no pudieron quemar.

La fuerza de la marea nos puso en las tapas y portales de comunicación del mundo entero, contagiando y potenciando con nuestra lucha colectiva a otras grupas, a otros movimientos.

La fuerza de la marea nos hace libres, nos da impulso para seguir en la conquista de más igualdad y más derechos.

Como marea verde entusiasmamos y colaboramos con otras mareas en países latinoamericanos.

Seremos marea y fortaleza para que ningún derecho humano conquistado sea derrumbado, ni aniquilado.

Seguimos exigiendo y trabajando por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

¡Ni un paso atrás!


Alerta Feminista.

Convocamos a seguir construyendo un futuro, porque así como en cada crisis somos las más golpeadas/es, en cada conquista popular nos ubicamos al frente. Esta gran marea será protagonista una vez más de enfrentar a las fuerzas más retrógradas, que ajustan y precarizan a nuestro pueblo en beneficio de unos pocos. Fuimos parte fundamental de la resistencia al ajuste macrista y hoy nos reagrupamos con más fuerza para frenar el avance de la derecha procesista que amenaza nuestra democracia y nuestros derechos. Levantamos la bandera de las Madres, las Abuelas, y los DDHH. Le decimos “No” a lxs negacionistas del terrorismo de Estado. Milei y Bullrich representan esta amenaza, y sin eufemismos anuncian ajuste, mano dura, persecución a opositoras y opositores y entrega de nuestra soberanía. Por eso, vamos por:

  • Una democracia con justicia social.
  • Políticas de redistribución de la riqueza. Es necesaria una reforma impositiva progresiva, donde aporten más quienes más tienen.
  • Investigación de la deuda ilegítima. No podemos pagar al FMI un préstamo que se fugaron, y por el cual nos exigen ajuste y precarización.
  • Control de precios ante las corporaciones que especulan con los bienes necesarios para satisfacer necesidades básicas.
  • Empleo y trabajo digno, ingreso y jubilaciones para vivir con dignidad. Apoyamos la reducción de la jornada laboral como avance necesario para nuestro pueblo.
  • Políticas de vivienda, alquileres accesibles, acceso a la tierra.
  • Políticas de cuidados, espacios de infancia y vacantes en la educación pública y gratuita, espacios de cuidado de personas mayores.
  • Por la reforma judicial feminista.
  • Investigación eficiente para los responsables del intento de femimagnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
  • Por mayor inversión en políticas contra la violencia de género.
  • Defensa de la salud y educación pública, de calidad y gratuita, sin lucro ni especuladores de por medio.
  • Garantía del aborto legal, seguro y gratuito en todo el país.
  • Presupuesto para acompañar la implementación de la ESI en todas las escuelas.
  • Erradicación de las violencias políticas contra las mujeres y diversidades.
  • Libertad a Milagro Sala y atención urgente ante su delicado estado de salud.

Libertad son nuestros derechos. Libertad es vivir en democracia. Libertad es trabajo digno. Libertad es salud y educación pública. La libertad es nuestra.


Estudiantes por la universidad pública.

Somos estudiantes por la educación pública y a cuarenta años del retorno de la democracia nos vemos con la responsabilidad de contextualizar el momento histórico que atravesamos, el cual nos demanda la obligación de defender los derechos adquiridos de mujeres y disidencias ante una derecha que nos plantea volver al pasado, ante un discurso que propone retroceder en materia de derechos ya conquistados y en discusiones que la sociedad argentina ya saldó. Las pibas entendemos que mientras la democracia se encuentre en riesgo, la organización es la salida.

Estamos presentes en cada aula dando las discusiones de cara a profes, compañeras y compañeros, en cada centro de estudiantes llevando adelante acciones para dar la batalla cultural, y en las calles manifestando y alzando nuestras voces junto a miles de feminidades y disidencias movilizadas.

Ya conocemos lo que sucedió en Argentina cada vez que se intentó excluir, aislar, soltar las riendas de un Estado presente para que “se salve quien pueda” y recortar derechos. Volvemos al lugar desde el que conquistamos la ley por nuestro derecho a decidir y donde no dejamos de luchar por todas las desigualdades sociales que vivimos las mujeres y disidencias a lo largo y ancho del país. Porque este Derecho no solo significó acceder al aborto voluntario, legal, seguro y gratuito para no morir, sino también, seguir exigiendo Educación Sexual Integral para decidir y anticonceptivos para no abortar. Bajo esta consigna nuestro movimiento hizo y hace historia.

Como estudiantes de la Educación Pública y Gratuita nos hemos comprometido a habitar las aulas desde la perspectiva de los transfeminismos, porque confiamos en estos espacios como claves para la transformación, con la bandera de la Justicia Social como pilar fundamental. No hemos dejado de militar por un un proyecto educativo que habilite discusiones que se amolden a los contextos y necesidades que atravesamos. Es por eso que celebramos las distintas conquistas que tenemos como colectivo.

Creemos en una patria unida por los derechos conquistados, defendiendo la educación pública que nos incluya e integre con perspectiva de género. A lo largo de la historia encabezamos un reclamo transversal a cualquier lucha del movimiento estudiantil, por la plena implementación de la Ley de Educación Sexual Integral sancionada en 2006. Ante esta nueva etapa, pensar la ESI supone el desafío de hacernos nuevas preguntas, entender que no es una mera cuestión de percepción o de la sexualidad, sino que es mucho más amplio y amerita pensarla como una herramienta para construir familias, establecimientos educativos y sociedades sin violencias, cuyo objetivo es la transformación de raíz de un sistema mezquino, individualista, biologicista y violento —como lo es el patriarcado— a uno inclusivo, diverso y equitativo, como lo es un mundo con justicia social. La educación sexual integral es, entonces, sinónimo de democratización del conocimiento y socialización de las problemáticas, de transformación, participación y discusión política; nos permite repensarnos y reconstruirnos, consolidando un espacio de aprendizaje y no de punitivismo. Necesitamos la plena implementación de la Ley de IVE e ILE, en conjunto a Ley de Salud Sexual y Reproducción Responsable para ser ciudadanes libres, para elegir cómo vivir nuestra vida sexual y que ésta se adecúe a nuestro proyecto de vida y no al revés, porque “la maternidad será deseada o no será”. ¡Basta de obligar a niñas a parir!

Hoy más que nunca defendemos la educación pública, gratuita, de calidad y democrática. Necesitamos más universidades nacionales cerca de nuestras compañeras y de nuestro pueblo. Debemos continuar exigiendo mayor presupuesto para nuestras casas de estudio. Seguimos luchando por la paridad de género en cargos docentes y nodocentes, y también para las autoridades superiores. Seguimos luchando por incluir protocolos de acción frente a situaciones de violencia, acoso y abuso que preserven nuestro bienestar integral, nuestra protección física y mental dentro y fuera de las aulas. Somos estudiantes y también somos trabajadoras y madres. Luchamos por instituciones que contemplen estas realidades a partir de políticas efectivas de inclusión y permanencia. Queremos infancias, adolescencias y juventudes trans, no binaries, libres en todos los establecimientos educativos, para que nadie se quede afuera.

En la calle lo conseguimos, en la calle lo defendemos. Frente al avance sistemático de la derecha neoliberal nos organizamos, porque la libertad son nuestros derechos. Celebramos las luchas que decantan en avances concretos en materia de derechos y libertad, y seguiremos resistiendo para que el negacionismo y el patriarcado no se apropien de nuestras banderas. ¡La libertad es nuestra! Por unión, por una patria democrática, con educación pública, gratuita, de calidad, transfeminista y con justicia social.


Personas en situación de violencia , estado y promotoras territoriales.

Cuando el movimiento feminista sale a las calles, las mujeres, las pibas, las viejas, las disidencias copamos las avenidas. Nos encontramos, cantamos, nos acompañamos. Este grito pone voz a las que hoy nos faltan, a las que hoy el patriarcado y su expresión más extrema nos arrebató. Las calles son nuestro lugar seguro, nuestra fortaleza, nuestra esperanza de construir un futuro mejor. Sin embargo, nos siguen faltando las pibas, nos faltan nuestras amigas, nuestras hermanas, nuestras vecinas. La justicia sigue teniendo una deuda enorme con la sociedad, pero especialmente con las mujeres y diversidades. Según el informe publicado por el observatorio “Ahora que sí nos ven”, en la primera mitad del año ocurrieron 175 femicidios, uno cada 29 horas. De los 175 femicidios, 38 víctimas habían realizado al menos una denuncia y 25 tenían medidas de protección; mujeres de todo el país que, a pesar de haber recurrido a la Justicia a denunciar y a pedir ayuda, han sido asesinadas. Lo que claramente manifiesta que las medidas de protección judicial son ineficientes.

Frente a este contexto, luchamos y exigimos que las instituciones que reciben nuestras denuncias actúen con celeridad, con eficacia y con perspectiva de género. ¡Necesitamos una reforma judicial transfeminista urgente! Que tome decisiones adecuadas para cada situación particular, con una mirada interseccional y transversal, que acerque los derechos a las comunidades y que escuche a las mujeres que atraviesan situaciones de violencias. ¡Las mujeres y diversidades estamos en emergencia! Somos las mujeres y diversidades, sobre todo de los sectores más vulnerados, quienes sufrimos las principales consecuencias estructurales de las desigualdades de género en nuestra sociedad. Nos urge cambiar esta realidad que nos toca vivir día a día. Estamos convencidas que solo de la mano de la participación y la organización popular podremos librar esta batalla urgente y fundamental, sólo siendo protagonistas de este proceso histórico podremos transformarlo.

Cuando las mujeres atravesamos situaciones de violencia por motivos de género, somos nosotras, las promotoras territoriales, las que estamos cerca, contenemos, escuchamos y acompañamos. En muchas ocasiones, nos trasladamos hasta las unidades judiciales a realizar las denuncias. Somos las que ponemos el cuerpo, el corazón y brindamos toda la información sobre qué herramientas existen desde el Estado y adónde recurrir. ¡Por esto es que reclamamos reconocimiento económico de nuestro trabajo! Es fundamental la tarea que ponemos en práctica cotidianamente en los lugares donde vivimos, trabajamos o militamos desde hace años, en los distintos territorios, en todos los espacios. Por este motivo es vital reconocer, certificar y remunerar este rol que venimos desarrollando en cada una de nuestras comunidades. Somos promotoras territoriales que frente a las crisis de la economía o la política, hemos sabido cómo organizarnos desde nuestra territorialidad para buscar respuestas, y lo hemos hecho colectivamente. También es fundamental para nosotras resaltar el rol de las redes comunitarias, locales y estatales. Estas nos permiten desplegar amplias estrategias para abordar situaciones de violencia por motivos de genero de manera integral, humana y con perspectiva feminista.

En el contexto político actual en que nos encontramos se ven amenazados muchos de nuestros derechos, muchas de nuestras conquistas. Y acá estamos, para decirle a la ultraderecha: “El Ministerio de las mujeres, géneros y diversidad no es una conquista de las minorías. Es una conquista de este movimiento feminista y diverso. Lo disputamos en la calle y lo conquistamos con lucha, determinación y ahora vamos por la profundización de las políticas públicas en clave igualitaria”. ¡Hasta la victoria siempre! ¡Ni un paso atrás!

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